Apenitas Fuera por Roque Iturralde

Apenitas Fuera por Roque Iturralde

De chico comprendí que el fútbol puede ser mejor oido por radio que, incluso, presente en el estadio.

Desayunábamos en la vieja casa familiar con cierta celeridad el domingo, porque papá y los más grandes se iban al fútbol, mientras los más chicos nos quedábamos a sintonizar, en la vieja radiola, la transmisión en la voz de Alfonso Laso Bermeo-“Pancho Moreno”.

Sin mucho importar qué partido, Alfonso lo narraba como si se tratara del juego final del campeonato del mundo. Tenía su voz una magia que era capaz de generar imágenes.

Uno podía “ver el fútbol por radio”, agotarse con la carrera de un puntero izquierdo o sentir el dolor de un defensa al que un adversario le había puesto “los pupos en la garganta”.

Me encantaba imaginar las emociones de los presentes cuando Alfonso narraba el final de una jugada que, sin realmente importar dónde ponía la pelota, él la remataba con una descripción que limitaba con el éxtasis: “apenitas fuera”, decía, igual si la bola había salido a un centímetro o a diez metros del arco contrario.

Terminábamos de escuchar los partidos en la voz de Alfonso, agotados, insolados, emocionados al límite. Si el partido había tenido goles, esa emoción y esa intensidad se multiplicaban por mil. Un gol narrado por él siempre era un golazo, siempre.

Más de una vez, nos resultó extraño que papá y los grandes volvían a casa decepcionados por lo aburrido del partido; no lográbamos comprenderlos, nosotros sabíamos que había sido un juego vital, intenso, emocionante, porque los habíamos “visto” en la voz de Alfonso Laso.

“Apenitas fuera”, decía, y a nosotros nos corría hielo por la espalda, o electricidad, algo así era.

Así, hoy 14 de julio, en medio de los partidos finales del mundial de Rusia, Alfonso Laso Bermeo salió de la cancha. Se fue luego de 89 años de vida plena, de más de medio siglo de periodismo deportivo emocionado y emocionante, y tras un tiempo de alargue de cerca de doce años, en los que lidió con la enfermedad con la misma entereza y la misma energía que tuvo siempre.

Rodeado del amor que supo edificar en su familia, en el partido final, Alfonso Laso Bermeo,  perdió cuando la salud pateó el último penal. Y Alfonso se quedó, con nosotros, en nuestra memoria más antigua, con su buen humor, su forma de cantar albazos y cachullapis en las fiestas familiares, sus anécdotas más ocurrentes y sus recuerdos siempre gratos.

Hoy, 14 de julio de 2018, Alfonso Laso Bermeo-Pancho Moreno, se quedó apenitas fuera.

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