“La orden ejecutiva de Trump sobre inmigración es contraria a los ideales olímpicos”. Así valoró Richard Peterkin, miembro del Comité Olímpico Internacional (COI), la medida del nuevo presidente de los Estados Unidos de vetar (en principio, temporalmente) la entrada a ciudadanos de siete países (Irak, Siria, Irán, Sudán, Libia, Somalia y Yemen).

Se trata de una de las múltiples reacciones contrarias a la nueva política migratoria, muchas llegadas desde el mundo del deporte, pero esta tiene una relevancia especial cuando Los Ángeles se encuentra en la carrera (con París y Budapest) para organizar los Juegos de 2024, cuya sede se conocerá el próximo 13 de septiembre. Para el propio alcalde de la ciudad californiana, el demócrata Eric Garcetti, el veto es contraproducente: “Trata a los refugiados injustamente y no hay evidencias de que vaya a mejorar la seguridad nacional”.

En lo que concierne al deporte, la cuestión es cómo un país que restringe el acceso a diferentes nacionalidades pretende organizar competiciones internacionales que ya tiene concedidas, caso del Mundial de atletismo 2021, u otras que pretende como el Mundial de fútbol 2026 o los propios Juegos. Sin ir más lejos, uno de los miembros del COI, Samish Moudallal, es sirio, un país vetado.

El Gobierno tranquiliza por medio del Comité Olímpico

Ante tal revuelo, el Comité Olímpico Estadounidense (USOC), que ya había opinado sobre el golpe a la candidatura que significaba la elección de Trump, aseguró que el nuevo Gobierno ha prometido el “acceso acelerado” de los deportistas que compitan en EE UU y trabajar conjuntamente. Pero aprovechó para volver a dudar de esta política: “El Movimiento Olímpico fue fundado sobre principios de diversidad e inclusión y nosotros, como representantes, los abrazamos”. 

Fuente: masdeporte.as.com