En su portal web, el ente rector del fútbol FIFA, destaca a los niños que el pasado jueves 1 de septiembre salieron con las banderas de Ecuador y Brasil en las eliminatorias; lo destacable fue que esos niños venían procedentes de campamentos provisionales afectados por sismo de 7.3 grados del sábado 16 de abril en las costas ecuatorianas.
A continuación extractos tomados de la nota de la FIFA
El fútbol como válvula de escape
A 400 kilómetros de allí, y en claro contraste con la destrucción y el desastre reinantes, se alza orgulloso el estadio Atahualpa, un coliseo que ha dado innumerables alegrías y felicidad a la afición ecuatoriana y el lugar en el que su selección nacional se clasificó para la Copa Mundial de la FIFA™ 2002, 2006 y 2014. También es el emplazamiento en el que con motivo de los recientes clasificatorios de la CONMEBOL, 16 niños y niñas procedentes de los campamentos provisionales tuvieron la oportunidad de tomar parte en la ceremonia protocolaria previa al encuentro que enfrentó a Ecuador y Brasil. Los muchachos vivieron en primera persona el terremoto, en el que pedieron familiares y sus hogares. El deporte rey es para ellos un consuelo dentro de las circunstancias, y una asociación benéfica llamada Fútbol Mas aportó los recursos y los medios de transporte necesarios para ofrecer a los chicos una experiencia que nunca olvidarán.
Un momento fantástico
Y entonces llegó el momento de saltar a la cancha ante 35.000 entusiastas espectadores al son del himno de la FIFA. Primero salieron las banderas de los países contendientes y después la de la FIFA y la de FIFA Fair Play. A continuación Neymar, del Barcelona; Antonio Valencia del Manchester United; Willian del Chelsea y otros nombres propios del fútbol mundial.
Todo acabó en unos minutos, pero seguro que todos estos niños contarán durante muchos años la historia de aquel día en el que tomaron parte en la ceremonia oficial de un encuentro de clasificación para la Copa Mundial de la FIFA. Esperanza, de doce años de edad, describió así su experiencia: “Al principio estaba un poco nerviosa, pero lo pasé realmente bien. Nunca jamás habíamos tenido una oportunidad como esta. Hice amigos, vi a jugadores famosos y vi el partido. La pena es que perdimos, pero fue fantástico”. Juley, de 10 años, declaró: “Después del terremoto tuvimos que mudarnos lejos de mis amigos, y ahora vivo en el antiguo aeropuerto. Hoy fue genial, llevé la bandera de Ecuador, vi a los jugadores y lo pasé muy bien”.
Para todos ellos fue un viaje único, y no nos referimos solamente al viaje físico, sino a la inolvidable vivencia que recordarán siempre. Muchas veces el fútbol sirve para evadirse de las dificultades de la vida, de la rutina o de los problemas cotidianos. Esta vez el fútbol permitió a estos chicos olvidarse por un tiempo de los escombros y la destrucción, cambiando y transformando sus vidas para siempre
Foto: FIFA