Por ) Andrés Villamarín Espinel

Lo que mal empieza no siempre termina de esa forma.

Julián López “El Juli” volvió a Latacunga después de cinco años para celebrar con sus partidarios en su entrañable Ecuador sus 20 años de alternativa. El madrileño desde que vino de novillero en el año 1997 ganó adeptos y goza de un cartel muy alto.

La Plaza de Toros San Isidro Labrador de Latacunga se llenó hasta la bandera y en tarde nublada se lidiaron 4 astados de la ganadería de Huagrahuasi, justos de hechuras que en el inicio de corrida dejaron muchas dudas en torno al trapío que ofrecieran los 2 que aún se encontraban en chiqueros.

El tercero de la tarde de nombre Rumbero fue la antítesis de sus hermanos, repitió en el capote y permitió el quite por lopecinas. Ya con la muleta inició a media altura por el buen izquierdo; hilvanó tandas largas y sentidas para de a poco someterlo por bajo.

Desplantes de rodilla, ante un noble y bravo ejemplar que fue el mejor de la tarde. El Juli se lo pasó en cercanías en el tramo final de su quehacer. Pinchazo y estocada letal. 2 orejas y vuelta al ruedo al toro.

Diamante cerraba el festejo, Julián lo condujo galleando a la cabalgadura y citó por ajustadas chiquelinas.
El toro fue perdiendo recorrido tras un inicio prometedor con la muleta y dejó la sensación en el torero y la afición que al Huagrahuasi le faltó un poco más de emoción en su embestida. Estocada trasera y errático con el descabello. El premio quedó en palmas.

Al final de la tarde, El Juli fue sacado en hombros de la plaza a gritos de ¡torero, torero! y ¡Libertad! en un país que anhela nuevos y esperanzadores vientos