La larga agonía de Novak Djokovic ha acabado en trageida en Wimbledon. El hombre que buscaba el cuarto Wimbledon y mantener vivas las opciones de protagonizar la gesta de ganar los cuatro títulos del Grand Slam el mismo año, ha visto frustrados todos sus sueño cayendo ante el estadoundiense Sam Querrey en tercera ronda: 7-6 (8-6), 6-1, 3-6 y 7-6 (7-5) en tres horas de juego.
Es la peor derrota de Djokovic en Grand Slam desde que cediera en tercera ronda de Roland Garros 2009 ante el alemán Philipp Kohslchreiber. Invicto en los 30 últimos encuentros en Grand Slam, ha vivido una pesadilla en el 31, volviendo a conocer el KO, siendo el anterior en la final de Roland Garros 2015 ante Stan Wawrinka.
Vigente campeón en los cuatro Grand Slam (12 coronas en total), encadenando seis finales seguidas, Djokovic sufre un resbalón histórico, ante un Querrey, 28 años y 41 del ranking mundial, a quien había batido en ocho de los nueve duelos anteriores, siendo el actual el primero en hierba.
Deja la corona desierta en el All England Club, pero sobre todo ese sueño de hacer el Grand Slam de oro (incluía en sus aspiraciones los Juegos de Río), una pesada losa emocional que tampoco ha ayudado a ‘Nole’.
El partido se canceló el viernes con dos sets a cero para el norteamericano, 28 años y 41º del ranking mundial. Se reanudó este sábado durante unos instantes, suficientes para que se viera una reacción del nº 1, adelantándose 4-0 en el tercer parcial. Más lluvia, y de vuelta a la cancha para 6-3 ‘Nole’, pero ese inquietante 5-6 en la cuarta manga.
Más preocupante aún para Djokovic ya que la tenía en su mano al conseguir romper el servicio del rival, 5-4, pero a continuación perdió el suyo cuando sacaba para forzar la quinta manga: 5-5 y 5-6; el serbio en plena agonía.
Otra vez en juego, y la sentencia de Querrey en el ‘tiebreak’, al segundo punto de ‘match’, tras haber salvado uno el balcánico con un ‘ace’ (31 sumó el americano). A continuación, la puntilla con un error no forzado del propio Djokovic con su ‘drive’. Desesperado, no hay gran campeón que no acabe siendo mortal algún día.
Fuente: mundodeportivo
