Mariek padeció durante varios años una enfermedad degenerativa, ya que desde los 14 años le comenzaron dolores en sus pies, después llegaron a las rodillas y ya a los 20 años tenía que utilizar silla de ruedas, también le producían desmayos continuamente.
Todo esto tan difícil que atravesaba no le impido competir y proclamarse campeona paralímpica de los 100 metros en los Juegos de Londres 2012, donde además obtuvo una medalla de plata y en Río 2016 donde conquisto plata y bronce.
Vervoort había anunciado antes de los juegos de Río que quería morir y dijo:
“Después de Río no quiero la eutanasia. Vivo día a día y cuando llegue su momento, lo haré. Firmé los papeles en 2008, sí, porque entonces tenía mucho, mucho dolor y no quiero vivir con un dolor insoportable. No quiero tener a una persona que me tenga que ayudar todo el día, por la mañana, por la tarde y por la noche, pero ahora quiero mucho más tiempo con mi familia y amigos, dar charlas motivacionales y cuando ya no quiera vivir, tengo los papeles“, decía por entonces. Ese día finalmente llegó este martes en su ciudad natal, Diest.