En el conversatorio que se llevó a cabo esta mañana, la velocista ecuatoriana Anahí Suárez, quien ha representado al país en competencias internacionales, compartió su conmovedora historia de cómo llegó al atletismo y los desafíos que ha enfrentado a lo largo de su carrera.

Suárez recordó sus inicios en la provincia de Napo, donde fue descubierta por entrenadores que la vieron correr en su comunidad. “Unos entrenadores me vieron correr y me invitaron a hacer las pruebas. Al principio, mi madre dijo que no, pero luego hablaron con ella y me dio permiso”, relató Suárez y mostró cómo desde sus primeros pasos, el apoyo de su familia fue crucial.

La velocista también habló sobre las lecciones que ha aprendido en el deporte, especialmente en momentos de adversidad. “Creo que a lo largo de los años en este deporte he aprendido muchísimo, sobre todo a reponerme de algunas dificultades que me han costado”, contó.

Uno de los momentos más emotivos de su intervención fue cuando mencionó la pérdida de su padre. Anahí Suárez compartió detalladamente cómo este doloroso evento afectó su preparación para los Juegos Olímpicos.

“Ha sido súper difícil poder lograr esta clasificación. El año pasado me lesioné por primera vez, una lesión de la cual creí que nunca iba a salir. Estaba tan desesperada, quería correr y no podía. Entonces, fui más allá de eso. Fui a competencias en las que me exigí un poco más, a pesar de que ya no aguantaba y no soportaba el dolor de la pierna. Quería dar un poco más, pero eso de una u otra forma me afectó, porque no me dio el tiempo para recuperarme, para parar y analizar y, sobre todo, para sobrellevarlo”, expresó.

Sobre la noticia del fallecimiento de su padre, Anahí Suárez mencionó: “Llegué a París, a pesar de las dificultades. Unas semanas antes, ya estaba en preparación en España, concentrada. Había logrado la clasificación, pero simplemente un día recibí una llamada de mi familia. Mi papá había fallecido. Fue un momento en el cual dije, se acabó. Decidí no participar, sólo quería llegar a mi casa, estar con mi familia. Hablé con mi entrenador, hablé con las personas que en ese momento me estaban acompañando. Los llamé y les dije que necesitaba que me saquen ya un pasaje para poder irme a mi casa. No sabía qué hacer. Me dijeron que estuviese tranquila, que lo que yo necesitaba, iba a estar. Mi entrenador estaba ahí. No sé cómo salir de eso, pero de una u otra forma me motivé. Los días se hicieron más difíciles, ya no sabía qué hacer, pero todas las mañanas me despertaba y en el entrenamiento decía que iba a dar más de lo que podía dar. Me motivaba porque quería que valga la pena estar tanto tiempo lejos de mi familia, que valga la pena estar sin ellos y, sobre todo, que valga la pena todo lo que he hecho para poder llegar hasta ahí. En la carrera en París corrí con el alma. En realidad, no era para lo que había entrenado, pero lo di todo. Ahora mismo no he visto a mi familia, viajo hoy. Y no sé, la verdad, cómo voy a afrontarlo, pero en todo momento está Dios y creo que las personas que me han acompañado en este proceso.”

Finalmente, Anahí Suárez concluyó con una reflexión sobre su trayectoria y los sacrificios que ha tenido que hacer para llegar hasta donde está hoy. “En estos meses, cuando me veo y me levanto, recuerdo mucho por lo que pasé y lo que he tenido que pasar para llegar hasta aquí”, expresó, dejando claro que su historia es un ejemplo de resiliencia y perseverancia.

Este conversatorio permitió a los presentes conocer de cerca la historia de una atleta que, a pesar de las dificultades, ha logrado destacarse y representar al Ecuador con orgullo en el escenario internacional.