Hernán Galíndez, arquero de la selección ecuatoriana de fútbol, conversó con Patricio Javier Díaz en Jornadas Deportivas. El arquero tricolor repasó rápidamente su carrera y habló sobre el momento que le tocó vivir desde su primera convocatoria. Hernán es una de las opciones para integrar la lista de arqueros de Ecuador en Catar.

“Gracias al esfuerzo soy uno de los arqueros de la selección. El haber superado momentos complicados. Después del partido me cayó todo junto. Después del partido, me arrodillé y me venció la emoción. El ascenso, la Sudamericana 2013, conocer a mi esposa y tener mis hijos acá en Ecuador. Es todo un conjunto de alegrías, momentos tristes, pero todo valió la pena. Para mí estar en este país es un privilegio.”

“El tener que venirme, fue casi una obligación. Fui a Chile, no tuve lugar y gracias al loco de Jorge Célico que me trajo, cambió todo. La primera charla que tuvimos fue en la Casa de la Selección. Es un sueño. Si yo me hubiese puesto una meta, no hubiese sido ni de cerca vivir lo que estoy viviendo hoy. Tuve que estar solo en Ecuador, todo valió la pena.”

La nacionalización

“Yo suponía que era imposible jugar en la selección, literalmente imposible. La nacionalización la arranque en el 2015-2016. Ni por ocupar un cupo ni para ir a un equipo grande. Lo hizo porque sabía que me iba a quedar a vivir en Ecuador. Entendía que tenía que ser ecuatoriano. Después tuve la oportunidad, llegó Gustavo. Lo mío fue un milagro llegar a la selección porque llegó por un covid positivo de Johan Padilla. Nada fluyó demasiado rápido en mi carrera, nunca. Salvo este año y medio.”

La primera convocatoria

“Fue uno de los días más lindos de mi vida, deportivamente. Fue la mayor alegría que le puede pasar a un deportista. Es difícil que te pase algo mejor que te llame la selección.”

“Soy un privilegiado. Venía de 10 años consecutivos siendo titular y me costó comprender que tenía que aportar desde afuera. No me creo el titular de la selección. Cuando me citan, es un privilegio. Si les preguntas a todos, todos quieren jugar. Siempre hubo respeto, hermandad. Nunca hubo mala energía ni mala leche. Al que jugaba, había que apoyarlo. Me hubiese gustado que estén Alex y Pedro porque fue con los que más compartimos. Entre todos somos los dueños del arco.”

Gonzalo Galíndez, su hermano

“Es un orgullo que no se puede describir. Siempre nos acordamos haber jugado en la esquina y ahora ser mundialista con una selección donde no nació ahí. Su país es Ecuador, lo adoptó como un hijo más. Toda la familia estamos explotados de orgullo.”

“Es un ejemplo de resiliencia. Soy un convencido de la calidad de persona que es. Va a dejar todo por estos colores, no ha llegado a su mejor nivel. Está donde tiene que estar. Se merecía la nacionalización, no por lo deportivo.”